martes, octubre 26, 2010

de la seda y la brisa

Ella llegó como una mantilla de seda flotando en el viento, mecida a merced de aquella corriente de aire invisible que no se ve pero se puede sentir. Aunque a decir verdad nunca pude llegar a comprender si en realidad Ella fue la mantilla flotando, o el viento pasando. O ninguna de las dos cosas…

domingo, octubre 24, 2010

/// un dibujo ///


Recuerdo como mi madre siempre me dijo que debía dedicarme a dibujar ....
A veces despunto el vicio de tomar el lápiz... jeje...
Fuu, un personaje de una serie de anime: Samurai Champloo...

martes, octubre 05, 2010

Rocket Man .... Elton John

Una canción que me llegó muy profundo, a pesar de no ser muy seguidor de Elton John, por la manera casual en la que la descubrí.

lunes, octubre 04, 2010

de puertas nunca cruzadas....

Fue justamente cuando la relación entre mis pasos a dar y la posición de la puerta, inmóvil, pétrea testigo del momento, era inversamente proporcional. Fue justamente en ese momento cuando aquellos sonidos comenzaron a sonar: Tell me where it´s hurts ¿Tan bien me conocías como para saber que si una canción había de detenerme justamente sería esa? Macabra y deliberada decisión la que tomaste –ay! De mi pobre yo– la de detenerme en mi marcha hacia la puerta y salida de ese mundo que hacía tiempo me sentaba espeso y abotagado. Oscura atmósfera, pero no tan oscura como tu alma misma y tu flagelante deliberación. Porque bien sabías – eso me constaba – que no iba a detenerme por una cuestión física, porque si bien tu apariencia física producía una especie de ciega e ingenua obediencia en mí, era sólo necesario plantar una pseudo posibilidad de iniciar una discusión entre ambos, para que siempre todo terminara en cariñosas exposiciones de teorías y teoremas de inexplicables filosofías – ay! Cuanto me gusta discutir con esa niña que aun sobrevive en Ti misma – para luego volver a la apacible tensa calma que reinaba en nuestros días. Así me detuve sobre mí mismo, como una cuasi estaca de madera clavada por el sonido de algunos acordes que llegaron hasta calar el alma misma, mi alma misma. De pie, como un soldado plúmbico, gris, así estaba. Palabras no había, salvo las que salían de la canción que aún seguía sonando. Y sabía que ahí estabas Tú – malévola hechicera – esperando que de media vuelta, que mis pies se movieran por sí mismos hacia tus manos, esas manos que muchas veces me habían amparado, que habían cobijado a esta compleja maraña de anudados sentimientos y sensaciones, que diariamente despertaban a tu lado. Y no tenía ya razón para que esta vez – ¡una vez más! – no sucediera lo que tan bien sabías que iba a finalmente suceder. Tus manos acunaronme – cuan cálidas se sentían, tan suaves como la seda misma que tan bien conocían nuestras emociones – nuevamente. Una vez más tu olor – ese aroma tan hermosamente apacible y candorosamente misterioso – me envolvió en esa especie de éter – insondable éter – en que mi alma caía cada vez que él la rodeaba por completo, y mi alma se volvía tan mansa como un russian blue arregazado en un día plomizo y lluvioso de enero, bajo la misma mano que, además de procurarle su comida, lo acuna con estudiadas y blandas caricias. Baby don´t lie me… Ya no había lugar para reproches, para discusiones, para deliberaciones, ya no. Eso se había perdido no en el momento en que tus manos ahuecadas sostenían mi rostro – aun pétreo y sutilmente expresivo – sino en el momento mismo en que me había levantado mirando la puerta que jamás llegaría a cruzar. Porque bien sabía que no iba a marcharme de esa atmósfera viciada y poco sosegada de emociones flotando en toda ella, porque solamente no deseaba cruzarla. That´s the truth… Y una vez más, no la crucé.