sábado, agosto 21, 2010

de azahares...

Ambos caminaban por la misma vereda, en la misma dirección, pero en sentidos opuestos. Y siguieron haciéndolo. Así fue como caminaron hasta ocupar la misma baldosa. Con un beso anhelado se saludaron. Como sintiéndose sonrojado, aquel naranjo, que les regalaba su sombra sin esperar retribución alguna, les dejó caer una de sus flores que por obra de vaya a saber qué fuerza invisible y del viento mismo se posó sobre los cabellos de Ella. Cuando el beso terminó y ambos se alejaron un poco para verse los ojos, él se dio cuenta de aquel presente entregado en el más hermoso de los silencios; y sonrió, y Ella se percató del azahar en su cabello y también sonrió. Y volvieron a besarse, sintiendo el aroma de aquel precioso regalo del olvidado naranjo. Luego se abrazaron y miraron al naranjo, que ya no tenía nada de olvidado, pues él y Ella posaron su mirada en aquel fruto de la naturaleza misma. Y se sintió sonrojado una vez más, aunque también agradecido por el amor que él y Ella dejaban escapar de sí mismos, haciendo de esa tarde soleada un momento único. Y agradecido por tanto cariño entregado y ayudado por una brisa bienaventurada, les entregó un azahar más, que ambos esperaron hasta que suavemente se posó en sus manos, y lo acunaron como a un precioso y frágil regalo. Una mirada más y él y Ella se despidieron de aquel ya no olvidado naranjo, porque cada vez que él y Ella caminan delante de él se detienen, le regalan una mirada, y él, Ella y el naranjo sonríen.

sábado, agosto 14, 2010

de palabras pronunciadas.... o no ...

Y Ella entró, camino hasta él, que estaba sentado en el borde de la cama. El apenas levantó la vista, aunque pudo sentir el aroma del café recién preparado por Ella y vio cómo se lo ofrecía gustosamente. Un gesto innecesario quiso decir él, sabiendo que realmente estaría mintiendo pues sí deseaba aquella taza de café, pero actuaba como sus padres se lo habían enseñado, siendo siempre educado, agradecido, intentando mostrar que cualquier cosa hecha para él por otra persona era una molestia. No debiste…, se encontró ofreciéndole a Ella a cambio de la taza. Sin embargo, no pudo terminar la frase. Sintió que casi tampoco podía tomar el café. Su garganta tomaba vida y se anudaba a sí misma. Ese nudo en su garganta, sus lágrimas comenzando a brotar de su húmedo par de ojos, su espalda presa de temblores y espasmos solo percibidos por él mismo hiciéronle creer que su mente había perdido el dominio de su cuerpo. Aunque nada más dijo, no aun. Ella tampoco. Sintió como la cama comenzaba a tornarse cada vez más áspera y menos confortable, aunque bien sabía que era sólo la sensación del momento. Aunque nada dijo, no aún. Ella tampoco. Como siempre sucede en momentos como éste, el tiempo parecía durar más, como si cada minuto tuviera una regalía de más minutos. El sintió que la taza estaba fría, no tanto como su corazón, pero sí estaba fría. Para cuando la vio estaba, además, vacía, aunque no fue capaz de saber en qué instantes había tomado su café. Y nada más dijo, no aun. Ella tampoco. Y así estuvieron quien sabe cuánto tiempo. A quien ha de importarle saber. Para cuando él le devolvió la taza, Ella pudo ver como sus ojos reflejaban cuan frío estaba su corazón. Y en ese ínfimo momento comprendió que nada iba a decir. Y Ella tampoco nada iba a decir. Así fue como él se levantó, casi sin mirarla, casi sin nada. Y ahora fue él quien pasó por la puerta que Ella misma había atravesado con la taza de café en su mano. Así fue como se separaron. Sin saludos, sin adiós, sin besos, sin más lágrimas derramadas. Ahora tendrán tiempo, ahora tendrán toda una vida para pensar que habría dicho Ella si él hubiera dicho lo que no quiso decir, tendrán toda una vida para pensar que hubiera dicho Ella si hubiera escuchado lo que no pudo escuchar...Pero poco tardaron en darse cuenta que Ella habría dicho Te Amo si él hubiera dicho Te Amo, aunque él no lo dijo pues esperó quien sabe cuánto a que Ella le dijese Te Amo.

miércoles, agosto 11, 2010

de lágrimas amorosas...

Ella caminó hasta su computadora para colocar aquella canción que él le había regalado hacía unos días antes. Cuando los sonidos comenzaron a escucharse su alma se inquietó placenteramente, y más se inquietó cuando ella se acercó hasta abrazarlo por su cintura. Podría escuchar mis latidos, pensó él, pues su corazón era presa de una alegría que nunca antes había sentido. Ella posó sus ojos en los de él, él en los de Ella. Para cuando Ella cerró sus ojos y comenzó a acercar sus labios a los suyos, él era cautivo de una temblorosa y temerosa alegría, sin embargo colocó su cabeza junto a los oíos de Ella diciéndole cuánto la amaba en un susurro efímero. La canción seguía sonando, los acordes seguían en sucesión, y no pudiendo soportar tanta emoción dentro suyo, él miró sus ojos, ambos se miraron nuevamente, y el beso fue el desahogo de tanto amor contenido, de tanta pasión postergada por años y años. Ya nada había que decir, ya nada había que agregar, todo sería redundar. Así fue como ellos se besaron, así fue como ellos cumplieron un deseo que sólo parecía posible en los cuentos mágicos. Y siguieron besándose, abrazados, bailando, besándose, hasta que las lágrimas brotaron de sus ojos, lágrimas que resumían tanto amor, tanta pasión, tanta emoción, pero ellos no sabían que esas lágrimas eran el prefacio del comienzo del fin de su amor…pero nadie ha de culparlos, pues quién puede culpar a alguien de ser feliz, aun cuando esa felicidad dure lo que dura una burbuja en el aire…

lunes, agosto 02, 2010

A Tí y tus 6 cuerdas

Te amo, porque siempre estás de pie, erguida sobre Ti misma, a pesar de todos tus pesares que no son pocos ni muchos. No dices nada si no hay nada para decir, pero tu palabras son las más dulces notas que soy capaz de escuchar y tus silencios son lo más llenos de sonidos que jamás podría escuchar. Te amo por lo que eres, porque no pides nada, porque no reclamas nada, porque todo lo das, porque te entregas en toda tu hermosura sin esperar nada cambio, porque justamente eso es amar, no esperar nada. Y tú lo haces. Sabes que mí brusquedad y poca fineza no logran tapar la delicadeza con la que siempre voy a tratarte, porque tal vez mis dedos algunos días no sean los más suaves pero siempre son los más llenos de cariño y ternura. Porque injustamente habrá días en los que a través de Ti desahogue mi eterna tristeza, mis penas, mis miserias, pero, al igual que lo vienes haciendo, siempre estarás ahí, aguardando mi desahogo. Y ofrecerás tu cuerpo para ello, ofrecerás tu esencia en mi causa, te ofrecerás a Ti misma en causas que la sientes como tuya. Y nada pedirás a cambio, y nada acotarás, sólo dirás mis egoístas palabras que hablarán de enojo, de culpa, de miseria, de tristeza, de tristeza. Te amo porque saturas de tristeza el aire cuando lo que necesito es respirar tristeza. Te amo porque tienes la libertad de estar condenada a mí. Porque así lo quisimos, así lo decidimos, así lo haremos, así se hará. Te amo porque siempre eres Tu misma, sin ser otras. Te amo porque sin decir nada lo dices todo.