jueves, septiembre 22, 2011

En las luces ajenas de una madrugada

La Luna me miraba desde afuera. Yo la miraba desde adentro. Desde adentro de mi alma más que nada. Porque estaba de pie, frente a ella, de espaldas a Ti, que dormías plácidamente como toda persona común a esas horas de la madrugada. El aire por esas horas, por esas latitudes, se mezclaba con los perfumes dulces de azahares tardíos y de jazmines insomnes. La noche estaba calma, tranquila, mansa, silenciosa; mi alma era todo lo contrario.

Siempre supe que esto transitaría por los mismos caminos de siempre. ¿Por qué esta vez habría de ser diferente? ¿Por qué? No tenía por qué ser diferente esta vez. Y no me sentía a gusto por ello. Sobre todo no me sentía a gusto por Ti. ¿Por qué habías tenido que pasar por esto? ¿Por qué aun seguías pasando por esto cada día? ¿Por qué simplemente no escapé, como siempre lo había hecho hasta aquel entonces? ¿Por qué? ¿Por qué tenías que ser Ella durmiendo con una sonrisa en tu rostro, cuando sólo eras Tú durmiendo con una sonrisa en tu rostro? Extrapolando… ¿esto sería así siempre? La noche no me daba respuestas a todas esas preguntas, en realidad, siquiera a alguna de ellas.

De repente sentí tus labios rozando mi espalda, mis hombros. Tus manos se enredaban en mí, tu alma me abrazaba. La mía quería escapar con lágrimas en las manos, con los ojos rojos, irritados de tanta falacia sentimental. “En un ventanal azul se ven los ojos de este amor”… “¿Tuviste una pesadilla?” No, no…”¿Tienes sed?” Tampoco. “¿Soy yo?” Creo que esta vez, como cada vez, soy yo queriendo que Tú seas Ella. Aunque, quizá deseaba, por una sola vez - ¡una sola! – ser otro yo para Ti, que siempre encontrabas asilo en mis brazos deshechos, en mis venas deshilachadas, en ese par de ojos que te miraban sin ver, en ese par de manos – siempre, siempre – frías. Hubiera roto los vidrios de la ventana, quizá sólo para ver mis nudillos sangrar, en un intento de pseudo expiación… Y en voz baja, casi en silencio – más que nada para oírme yo mismo – te hubiese preguntado ¿por qué aun sigues en esa cama, cada noche, en cada amanecer, en cada desayuno?

“Lo que haces, lo pagarás”. Ya lo sé, le dije, mi amor. Pero mejor hacer, que pensar y pensar.” ¿Es que acaso siempre será así, de esta forma? “No lo sé, pero ven, regresa a la cama, que hasta el más idiota merece un poco de calor”. Y volví…qué más me quedaba por hacer a esas horas de la noche. “I’m just a sucker with no self esteem “

jueves, septiembre 08, 2011

Dibujos Condensados...


Ella metaforizaba (¿?) con el papel, creyendo que esa grulla sería una fiel imagen de su alma errante. Creía que esa imagen de papel era el más fiel reflejo de su alma. De esa alma que hoy estaba y que mañana, quizá no... De ese sommier deshecho que dejó tras de si...