miércoles, abril 24, 2013

Muertes

Nuestra respiración se había acoplado. Nuestros movimientos se habían unificado. Mi cabeza descansaba sobre los cabellos que bañaban tu cuello…Un leve espasmo te devolvió a la realidad, y te diste cuenta de que el agua comenzaba a teñirse de rojo hemoglobina. Sólo en ese momento te diste cuenta de que yo había tenido la mejor de las muertes: morir en tu pecho. Y en ese mismo momento te diste cuenta que Tú tendrías la peor de todas tus muertes: la de vivir la mía…