martes, noviembre 30, 2010

Muchacha Punk, de Rodolfo Fogwill



“…colgaba otra cadena, más gruesa, que caía sobre su cuello libremente y acababa en la miniatura de la lata de Coke, de metal dorado y esmalte rojo que siempre iba y venía rozándole los rubios pelos, el hombro, y el pecho, o golpeaba la copa verde provocando una música parecida a su voz, y algunas veces se instalaba, quieta, sobre su hermosa clavícula blanca, curvada como el alma de una ballesta, armónica como un golpe de tai chi…”

domingo, noviembre 21, 2010

De tormentas dentro de Tormentas...

Imprevista e ingenua. Sí, esos son las dos cualidades de esa gota que vino de lo alto, desde aquellas grises nubes que parecían como aletargadas en esa noche aletargada. Esa gota cayó hasta tocar el suelo; quisiera decir que tocó con suavidad el suelo, que imitó la caída de una suave pluma, pero no, debo decir que golpeó el suelo con violencia, violencia que quedó esparcida por el aire. E imitáronla otras tantas, otras miles de gotas, una procesión de gotas para dar lugar a lo que ordinariamente cualquier incauto diría, una tormenta. Así comenzó, con las gotas empezando a teñir los colores de otros colores algo más oscuros, liberando de la prisión desconocida hasta hoy al aroma de la tierra mojada – ¿serán las gotas las llaves de esa secreta prisión que encierra ese mágico aroma? – Cuando ya todo era humedad y colores apagados, cuando todo parecía que todo sería una sucesión de cuadros idénticos, el primer relámpago surcó el cielo en una especie de gigantesco chispazo efímero y seguidamente, sin hacerse esperar demasiado, quizá por competencia o qué sé yo, gritó presente el primer trueno, con esa voz ronca y potente. Y de la misma manera que sucedió con las gotas, comenzó el desfile de relámpagos seguidos de truenos desfilando por el cielo, por el aire, delante de estos dos pares de ojos que sin decir palabra alguna hasta entonces eran los mudos espectadores del momento. Así siguieron esos dos pares de ojos, viéndolo todo, así siguieron esos dos pares de oídos escuchándolo todo, aunque esos dos pares de labios nada dijeron. Cuánto tiempo paso, nadie lo sabe. A nadie le importó. El espectáculo seguía y entonces una voz se dejó oír: “otra tormenta ha de empezar, una tormenta ha de empezar dentro de otra tormenta”. “¿Una tormenta dentro de otra tormenta?” repitió Ella para sí misma. “No lo comprendo”, agregó. “Afuera caen gotas frías, afuera estallan los efímeros relámpagos que cabalgan en indomables truenos, mientras que aquí, en este cuarto, dentro de estas dos pares de paredes, estallarán las caricias, explotarán nuestros labios en trémulos besos, nuestras almas se fundirán en un único abrazo…” dijo él. Aunque no pudo terminar de encadenar las palabras, porque unos labios dulcemente opresores, los de Ella, imperceptiblemente ya se encontraban posados en los de él. Afuera, la tormenta continuaba su ininterrumpido desfile, adentro, recién acababa de comenzar…

domingo, noviembre 14, 2010

Madrugada/Amanecer de Domingo

Y la noche quedó detrás de mis espaldas, el calendario dirá que hoy es domingo, el reloj dirá que son las 7:11 AM, el sol dirá que este es un nuevo amanecer, los benteveos y los gorriones dirán que este es un nuevo día. Sin embargo, mi mente seguirá girando, andando, caminando dentro de mi cabeza. Una madrugada pasó, una madrugada más que deja paso a una nueva oportunidad. Este nuevo sol, bordado en este nuevo cielo azul profundo, es el reflejo mismo de una nueva oportunidad, una nueva oportunidad de creer que todo vuelve a empezar (deja vu!! En este momento!!), que la vida me permite jugar una vez más, una nueva chance de creer que aún puedo llegar a ser aquel que ayer no fui, que hoy y ahora no soy, y que mañana tampoco seré. Y puedo sentirlo, puedo ver que las cosas renacen, que los sentimientos vuelven a ser lo sinceros que siempre fueron, que este fresco ambiente y esta brisa, apacible y despreocupada que no pide permiso y se cuela por la ventana, llegan profundo, tocanme el alma. Puedo ver el sol sin encandilarme, puedo sentir el fresco sin tiritar, puedo sentir sin temer. Ven nuevo día, con tu nuevo aire a cuestas, con nuevas hojas arrancadas de las ramas, con nuevos aromas desprendidos de las flores, con nuevas abejas ensimismadas en fabricar la versión material de la dulzura misma, con nuevas mariposas en busca de delicioso néctar para libar, ven nuevo día y dame la oportunidad de hacer sueños realidad, dame la oportunidad de jugar una vez más, una vez más.

martes, noviembre 09, 2010

Hoy. Ahora.

Hoy. Ahora. Ahora solamente seamos nosotros, al mismo tiempo que somos todos los demás, todo el resto del mundo. Simplemente seamos, y juguemos, juguemos hasta que el tiempo se nos acabe y no nos quede más de él, dejemos que se escape por entre nuestros dedos, cual arena de esos relojes vítreos, pero no sin disfrutarlo. Seamos los niños que fuimos antaño y que dejamos de serlo porque olvidamos que la vida es un eterno juego. Corramos. Caminemos. Sonrojémonos. Dejemos simplemente de ser algo para ser algo más, algo que una vez fuimos pero que hoy no somos porque tememos ser. Tómame de una mano, aférrala. Yo posaré mi otra mano suavemente en tu cintura, con la misma delicada suavidad con la que se posa una mariposa en alguna flor olvidada por todo el resto del mundo. Y así bailemos. Bailemos juntos, lento, ojos enfocando otros ojos-espejo, con la respiración entrecortada por el éxtasis de la emoción, sintiéndonos sentirnos, frente al resto del mundo, frente a los flashes de bombillas apagadas, o solos, qué más da. Si el momento es nuestro, solamente nuestro. Si la vida es nuestra. Y así hasta que todo termine. Y si pecamos qué más da. Si alguien nos juzga, riamos. Porque fuimos felices. Porque seremos felices sabiendo que alguien, alguna vez, en algún tiempo, escribirá sobre nosotros; algún escritor al que llamarán maldito contará nuestra historia. Porque, según algunos y muchos quizá, ese escritor maldito dirá que reímos porque fuimos-somos felices. Bailemos…

sábado, noviembre 06, 2010

Una Fotografía



La magia que reside en una fotografía. Hoy por hoy no tengo idea de quien es la niña que me acompaña en el baile. No se que será de su vida ni nada... Pero es quizá la fotografía que más me agrada de las que conservo. Realmente me agrada muchísimo y no se porqué. Quizá en eso desconocido reside el agrado...

lunes, noviembre 01, 2010

de aquel corazón roto en pedazos

Yo lo vi caer. Yo fui testigo de su caída. Como si hubiera recibido una flecha certera, que impacta su objetivo justo en donde debía de impactar, como aquel guerrero que cae en medio de la batalla derrotado, como un viejo árbol alcanzado por un rayo en una cálida noche de tormenta. Así lo vi caer. Como un cántaro soltado por la mano que lo sostiene, entregado a los efectos de la gravedad y las leyes de Newton. Así cayó. En silencio, abatido, y se desparramó en mil pedazos, en miles de ellos quizá. Así fue como mi corazón cayó a sus pies cuando la vi.