lunes, abril 04, 2011

Un 21 de Marzo contra Viento y Marea

21 de Marzo. Una fina lluvia cae sobre el suelo. Las gotas claman sus penas en su camino al silencio, pero antes de extinguirse estridulan su último martirio: un destino decidido de antemano; caer, caer, caer, caer hasta esfumarse, no sin antes dejar este mundo estrellándose en algún suelo, en alguna dura baldosa de inmutable granito, para finalmente elevarse por culpa del Sol, aglomerarse con otras miles de gotas de agua para nuevamente caer, caer, caer, caer, y repetir el ciclo. El ciclo del agua, dicen los libros insulsos. Sí, hoy es 21 de marzo, y está lloviendo. Y está comenzando el otoño por estos lugares. Todo comienza a llenarse de una lúgubre atmósfera que nada tiene que ver con aquella atmósfera que a todos nos dijeron que está formada por capas y que la surcan aviones y moléculas ionizadas por igual. Las hojas de muchas plantas comienzan a dejarse arrastrar por los colores de los beta carotenos y sus secuaces, derivados esterificados con, vaya uno a saber, qué moléculas.

Parece ser que este Otoño viene denso, che. O no sé. Quizá sea que es tiempo de que las hojas de acero comiencen a surcar sus caminos en un trazo longitudinal, y no perpendicular a mis venas, porque así el proceso es más fructífero; y todo redunda en que aquel enérgico magma hemoglobinizado pueda al fin liberarse en caudales que emanen al viento y el ardor de una herida abierta pueda poner fin - ¡al fin! – al dolor de una herida cerrada. Sépame disculpar Señor Eduardo Galeano: Las Venas Abiertas, de Carlos Marcelo Bustos Dalbesio. Como hoy es 21 de Marzo, uso el apellido legado de mi Madre también.

Los dedos. Mis dedos. Los siento diferentes ¿Cómo diferentes Carlos, Charly, Charles, Charls, Cacho, Cachp, Marcelo? Así de diferentes, como todos esos nombres que redundan en una (mi)sma persona. Y los siento como más vulnerables, como si cada vez que hago un bend – cuando mi guitarra se entrega en cuerpo y cuerdas, pobrecita – la carne se entremezcla con el acero de las cuerdas y se entrega al recóndito placer de abrirse y dejar libre a su líquido bálsamo rojo, y es como si las notas menores fueran aún más tristes y penetraran en el alma de acero del mástil para luego dejarse escapar en un cuasi lamento ahogado por un cóctel de tristeza batido con soledad.

Soledad. Soledad. “Soledad tómame de la mano, esta vez no aprietes demasiado. Ya conozco el dolor. Soledad”… Así dirían los de Bacilos. Hoy yo les hago los coros.

Cómo hacer para poder aglutinar todo esto en este tiempo. Cómo hacer para aglutinar algunos sentimientos divorciados; más aquellos traumas no superados que no son míos, pero que me los colocan en mi mochila; y caminar de la mano de esta tristeza que algún día llegó para quedarse y que nunca me suelta de la mano; y mantenerse firme por caminos plagados de riscos y expectativas abismales que tampoco son mías, sumados a una ayudantía en la cátedra de Orgánica I….y ya no sé qué más…

“Allá voy, contra viento y marea…” dirían los pibes de Las Pastillas del Abuelo. A ésta, la canto yo…

9 comentarios:

Lucía dijo...

Galeano te perdonará, por la emulsión idílica de tu narración otoñal.

Me encantó.

Noelia Palma dijo...

Carlos...

te admiro, como te dije varias veces yo no podría hacer esto!

qué bien, pero qué bien logrado!

besotes gigantes!

Anónimo dijo...

Volví! Que bueno leerte...Espero que estes muy bien. Un beso grande!

eMiLiA dijo...

Volviste!

Y por acá el otoño se disfraza de sol y nos engaña con esos aires de primavera.

Cuánta música anda dando vueltas por acá.

Abrazo!

Carlos dijo...

Lucía: Ojalá Galeano no me perdone, porque sólo le pedí disculpas. ;)

Noe: Qué cosas que tiene la Vida. Yo te admiro por esa forma tan desestructurada que tienes para escribir, porque llevas las metáforas a otro plano. Voy intentando salir un poco de mis estructuras. ;)

Flor: Sí, estoy muy bien por estos días. Un saludo para Vos.

Emilia: ¡Volví! Jeje, sí, me tomé unas vacaciones de blogger, vacaciones que terminaron condensando en una serie de textos que iré presentado. Y como siempre me acompaña música en mi vida, por ahi dejo algunas frases de canciones que calan(me) hondo. :)

Como nobleza obliga, a este texto lo escribí el 19 de Marzo en realidad; como el día estaba gris y con una persistente llovizna, hice mi pronóstico para el 21, pero como Natura es sabia, ese día hubo un Sol maravilloso. Jajaja.
Igualmente, las lluvias no siempre son fuera del alma. ;)

¡Agradezco a Todas por leer el texto!

Saludos.

Esilleviana dijo...

Si, escribes de un modo muy especial. Es tanta la suavidad de tus palabras que resultan muy sedosas al degustarla, así como una sutilidad especial al entenderlas a pesar de la camuflada melancolía que trae el otoño. Un placer leerte.

PD: ayer estuve por aquí, pero al final me quedé sin escribirte el comentario, la conexión y sus problemas, pero ya te leí y una vez más me encantó.

un saludo

Mar dijo...

Otoño en tu país, primavera en el mío. El otoño es mi estación favorita del año.

Te sucede como a mi en el otoño: me da nostalgia y melancolía. Será por que los días empiezan a acortar y se echa en falta las largas tardes estivales.

Bss

Carlos dijo...

Eselleviana: me es imposible leer tu nombre de corrido, jaja. Y si, internet tiene sus propias reglas, las que a veces nos incomodan. Pero me alegro que te haya gustado leer este texto. :)

Mar: y seguramente el acortamiento de la duración de la luz diurna tendrá algo que ver. Aunque, es deliciosa la mezcla de sensaciones, no lo puedo negar. :P

Saludos a Todas!

Carlos dijo...

*Esilleviana, disculpas te ofrezco :)