lunes, diciembre 06, 2010

De aquellos besos férreos

Hoy me pierdo en tus labios, una vez más, sí, una vez más, como lo vengo haciendo cada vez que mi alma se siente acongojada, triste, sola. Hoy, una vez más rozaré tus labios con mis dedos para sentir ese tibio candor húmedo que gobierna en ellos desde que los conocí, en esa apacible tarde templada de febrero, en aquellos pequeños cerros que viven en mi memoria desde aquel día. Y Tú no te rehusarás a los míos, como lo vienes haciendo desde entonces. Y ambos dejaremos que los minutos pasen en completo silencio, ese silencio que tanto adoramos y que es nuestro más fiel confidente. Hermoso terreno carmín, lugar en el que mis labios encuentran asilo cada vez que ellos lo necesitan, dulce espacio en el que las palabras pierden su esencia dejando su espacio para los besos, ingenuos y desesperanzados, tiernos y cálidos, la pasión consumada en su máxima expresión, la etérea pasión condensada y materializada en algo casi palpable a los sentidos. Y los minutos pasarán y pasarán: despreocupados, mansos, tranquilos…Y así será hasta que nuestros labios se conozcan una vez más. Y comenzarán sus eternos juegos, sus eternas idas y venidas, sus eternos ida y vuelta; se rozarán para sentirse uno al otro, para poder convertir esos minutos fugitivos y etéreos en pequeñas gotas de tiempo, eternas, que perdurarán sobre ellos quien sabe cuánto: quizá una eternidad, quizá dos, o tres. Y ellos reirán, tal como lo hacen los nenes en las plazas, y jugarán, tal como lo hacen los nenes en los parques, se buscarán, se encontrarán, se rozarán, se reconocerán. Y así estarán, hasta que de tanto cariño y fulgor nazca ese gusto deliciosamente férreo que tanto amamos, que es para nosotros la muestra fehaciente de nuestra pasión, de nuestra tristeza. Ellos sangrarán una vez más, una vez más. Y reiremos, y lo haremos a carcajadas, porque sabemos encontrarnos en donde nace la tristeza, porque no convertimos nuestra eterna tristeza en cariño, sino que la mezclamos con cariño y disfrutamos de ello. Porque no cambiamos las cosas, sino que las vivimos tal como ellas son en su naturaleza. Y las disfrutamos así. Porque amamos compartir la tristeza que vive dentro de nosotros...

7 comentarios:

eMiLiA dijo...

"... sabemos encontrarnos en donde nace la tristeza."

Uff.

Me gustó mucho.

Un abrazo.

Mar dijo...

"Porque amamos compartir la tristeza que vive dentro de nosotros..."

Me quedo con la última frase. Compartir la tristeza para que se divida en dos; compartir la alegria, para que se multiplique por dos.

Precioso relato.

Bss.

oliva dijo...

Vaya, amigo, escribes maravillosamente bien. Me gustó muchísimo. Leer cómo sería besarle, dejar de rehúsar por fin, sus labios, rozarlos, sentir su olor...


Porque besarte entonces, no es besarte.
Es dejar en los labios la proclama
donde la sangre asusta de tan loca.

Ángel García López

Es muy bello, de veras. No olvidar aquellos besos es lo que hace resurgir ese cariño especial, mezclado con cierta tristeza, de la cual, ambos pueden disfrutar.

Un abrazo.

Lucía dijo...

La conjugación verbal
del amor entre remarcados besitos .

Sí, ha sido un gusto pasar
por acá.
Saludos.

Carlos dijo...

El gusto es compartido :)
El blog esta abierto para cuando quieras pasar y leer.

¡Saludos!

Noelia Palma dijo...

te visito porque tu foto de perfil me cautivó... y ahora leo esto...y me quedé sin palabras!! te sigo, es todo lo que puedo decirte.

saludos, Noelia.

Carlos dijo...

Noe:

Aún soy de las personas que se sonrojan
y ahora lo lograste ^^
Para Tí también este blog tiene las puertas abiertas, y de más esta de decir que es tuyo también...

Y con respecto a la foto...que decir..la saqué con la humilde cámara de 1.3 mpx de un télefono que ya no tengo, en alguno de los tantos amaneceres que solía esperarlos desde la madrugada con mi guitarra en manos
:)


¡Abrazo para Tí!