miércoles, mayo 30, 2012


G
olpeó la puerta exactamente cuando el reloj mostraba las 6:23 AM, y lentamente la abrió. El pasillo en tinieblas a esa hora resaltaba aún más su forma de ser y de estar ese lunes. “Lunes, porqué el Lunes no se llama Osvaldo, Marcelo, Cronopio o Mentol, qué se yo… Porqué el Lunes se tiene que llamar Lunes…” Yo apenas sonreí a la ocurrencia de pensar en el porqué de los nombres de los días, cuestión más de una vez meditada, y que siempre, pero siempre, terminaba con aquel mismo “queseyo”. Esa forma sonora, dulcemente sonora, de entrar hacía ver que, después de todo, ese Lunes comenzaba como todo buen Lunes. “Lunes sin Luna en esta ciudad que a todos nos devora”. Pero hay té caliente, algunas tostadas, mermelada de manzana y ganas de reír un poco, le dije. Caminó hasta donde la esperaba con aquel desayuno tibio y desperezado, haciendo ruido en el piso con sus zapatos negros de tacos aguja. Cuando le comenté que con aquellos zapatos no podría caminar sobre las nubes, dada la poca superficie de apoyo que incrementaría enormemente la presión, y que las nubes, justamente, no soportan demasiada presión (gracias cátedra de Física I), me respondió “que hoy no tengo pensado despegarme del suelo, pero de todas formas, siempre habría una segunda nube, debajo de la primera, que podría detener la caída”. Y lo dijo convencida. Y me pregunté, pero sin levantar la voz, cuándo fue que perdí esa capacidad de inventar nubes, abejas, lanas de colores extravagantes, teorías amorfas, pero dulces al fin, y cosas por el estilo. “Cuando rehusaste a creer que la vida es un camino sólo de ida”, me dijo. Y tomé algo de té, mirando cómo sus ojos se encendían bajo la luz amarilla. Le dije que me gustaba cómo sus labios de amoldaban al color rojo carmín que llevaban encima, y respondió que “es el color del corazón, y que hoy, amanecí con el corazón entre los labios.” Y una sonrisa desvergonzada se dibujaba en ellos…

5 comentarios:

Esilleviana dijo...

"pero de todas formas, siempre habría una segunda nube, debajo de la primera, que podría detener la caída", ésta reflexión es muy optimista y muy importante no olvidar: aunque todo lo que me rodea aparezca de forma negativa y el futuro tenga muchos obstáculos, siempre hay una abertura o un hueco por el que colarse y salir adelante.
Me gustó mucho este texto y no solo por el "queseyo", sino porque considera el aspecto más favorable de lo que ocurre.

un fuerte abrazo :)

Esilleviana dijo...

no estoy segura si te ha llegado este comentario?

Carlos dijo...

Esilleviana: ¡Sí! Llegó el comentario de maravilla.. y veo que le encontraste el sentido, ¡me alegro por eso!
¡Abrazo!

Kris Diminutayazul dijo...

Qué dulce, qué sabor a tostadas, a mermelada con manzana... qué buena sensación :)

JF dijo...

Interesante relato! y qué difícil es hablar con el corazón y hacer de segunda nube.